viernes, 25 de noviembre de 2011

Complicarse la vida

Dijo la cabeza "Te estás complicando la vida", respondió el corazón "y a ti que coño te importa".

Complicarse debe ser el nick de vivir, porque lo que absurdamente la mayoría llama "complicarse" no es otra cosa que "vivir" pero vivir de verdad, no mirar como pasa, vivir; con emociones, intensamente, como si cada día fuera el último, o aun mejor, el pimero, porque te queda todo por hacer, porque te quedan mucho bueno por vivir, más que malo, que también, y también tendrás que aprender del dolor, del llanto, hacerte fuerte .......
No hace tanto tiempo alguien se quejo dando la impresión de que su vida no había producido nada, craso error obviamente, su vida ha producido en esa persona y en los que estan a su alrededor probablemente mucho más de lo que pueda dar de si yo con 100 reencarnaciones, el cúmulo de sensaciones, sentimientos, experiencias, a sus cuarenta y poco, treinta y nueve dicen que aparenta (perdón por la licencia pero venia al pelo), no las tendremos algunos nunca, la razon es sencilla, se llama valor, eso que algunos no tenemos (quiero pensar "teniamos").

Divago, es lo que tiene no escribir del tirón y además a  horas tan tempranas, joder las once y ya llevo un rato en casa.

Complicarse, de eso iba, quiero creer que no, quiero creer que sentir que sientes asusta, acojona, que es mas fácil, y mas cobarde, y si, es posible, quizas más sano, ver los toros desde la barrera, pero a mi me ha llegado un momento en el que tengo claro que si tuviera que ser torero sería José Tomás. No quiero llamar a eso "complicarse", no lo es aunque en contrapunto sea muchos más sencillo no sentir.

De verdad, alguien conoce a alguien que no sienta, por muy escondido que esté detras de una mascara de macarra duro, chica independiente y autosuficiente, bromista escandaloso, o cualquier otra. No, no
tenemos nuestro corazoncito, tenemos uno que no nos cabe en el pecho, y nuestros miedos, nuestras fobias, nuestro dolor antiguo y oculto, algunos aprenden a convivir con eso y no dejar que les gane la partida, solo de vez en cuando.

En fin, no deberiamos confundir complicarse la vida con sentir la vida.

No tiene nada que ver, o tal vez si, con todo lo anterior, pero hoy he visto el amor de una madre por una hija. Sola, fuera de su ciudad, de su pais, de su cultura, sin mas conversación que los clientes habituales a quienes deja su hija en los momentos de apuro, trabajando para cubrir gastos, y sin dar mas de si por que es imposible, sabeis lo que nunca le falta, una sonrisa, un beso y un cariño para su hija. Si señor, con dos cojones, aunque sean amarillos.

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