Ahora es distinto, hace poco dije que resulta dificil escribir sin un poso de amargura, de tristeza, pero lo resulta aún más cuando es el dolor lo que te llena.
Lo que salga hoy de mis dedos, con un poco de suerte, solo me servirá para sentir vergüenza dentro de un tiempo, vergüenza de haber abierto una vez más mi alma de par en par a 14 (por lo menos) des-conocidas.
Hoy no soy nadie, yo, el "amo del bacile, el mejor cazador de lagartijas" hoy me siento un cero y lo peor es que la culpa es mía, el error es mío, hoy solo me quedan dos opciones, llorar y esconderme en mis miserias con he hecho hasta este mismo párrafo, o hacer lo que siempre digo que hay que hacer, levantarse una vez más, sobre todo si te tienden una mano, la misma mano sobre la que cual símil bíblico escupiste.
Quien me conoce de verdad, sabe que en realidad no soy tan blando, realmente acepto el dolor y la derrota con relativa facilidad o mejor diré que la aceptaba, supongo que principalmente por dos razones o lo que perdía en realidad no me interesaba, o simplemente sabía que ya lo tenía perdido, pero este golpe no, esta vez no voy a aceptar la derrota, esta vez voy a luchar por aquello que creo que merece realmente la pena, volveré a ser el de antes, el de la primera vez.
Volveré a provocar una sonrisa, volveras a mirarme a los ojos, volveras a creer en mi.
Conforme escribo recibo noticias que me van quitando poco a poco ese dolor. Aquel que no lo haya vivido nunca no sabe cual es la sensación, como se te hincha el alma, cuando alguien decide volver a apostar por ti, aun con dudas de si realmente serás el caballo ganador.
Hoy no puedo seguir, no tengo ni fuerzas, ni ganas, ni nada que decir, "mañana será otro día, mañana será mañana".
Volveré, queda escrito.
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